Hola a todos! xD
Continúo mi historia por donde la dejé ^^
Cuando los lobos estaban a punto de abalanzarse sobre mí, una persona que salió de la nada se puso delante de mí, y, sosteniendo una espada entre sus manos, empezó a atacar a los lobos.
No logré describirle mucho, ya que estaba de espaldas, pero sé que era un chico más o menos de mi edad, de unos 18 años. Era alto, moreno y con el pelo un poco largo y ondulado. Vestía con ropa sencilla, una camisa banca de manga larga, unos pantalones marrones y unas botas negras. En la cintura tenía un cinturón en el que también tenía la funda de la espada que sostenía.
Yo solo me quedé quieta un momento, viendo cómo aquel valiente chico luchaba contra los grandes lobos que me perseguían. Un rato después cerré los ojos y caí al suelo inconsciente.
Noté cómo alguien me cogía en brazos. Pensaba que lógicamente era el chico que me defendió, pero no podía abrir los ojos para comprobarlo, pues seguía sin conocimiento. Después ese alguien me dejó en el suelo otra vez.
Cuando empecé a abrir los ojos poco a poco y me desperté, tenía la idea de que era ya de día, pero me quedé sorprendida, ya que aún era de noche. Pero pronto iba a amanecer.
Me intenté levantar, pensando que aquel chico que me había salvado se había ido y me había dejado allí sola, ya que no veía no oía a nadie, pero me dolía mucho al cabeza y estaba agotada de tanto correr. También tenía el vestido lleno de manchas y de jirones por lo que no pude evitar quejarme.
--¡¡Ay!! ¡¡Mi cabeza!! ¡¡Me duele un mucho!! Y mi vestido... ¡¡Está roto!! ¡¡Aaah!! ¡¡¡Qué desgracia!!! --dije en voz alta mientras miraba mi vestido roto y me ponía la mano derecha en la cabeza por el dolor que sentía.
En ese momento vi al chico que me había salvado acercándose a mí. Seguro que fue porque habría oído quejarme.
--¡Por fin habéis despertado! ¿Os sentís bien? --me preguntó el chico con una voz amable y una sonrisa.
Me agradó mucho la reacción del chico, pero yo en vez de responderle amablemente, le contesté con el carácter que desgraciadamente heredé de mi padre.
--¿Qué si me siento bien? ¿Vos qué creéis? ¡Me duele muchísimo la cabeza todo el cuerpo entero me duele, se me ha destrozado un vestido carísimo y me he despeinado un peinado que a contado horas hacerse!, ¿creéis que puedo sentirme bien?
El chico se quedó sorprendido por mi contestación y puso cara enfadada, algo que me pareció normal.
--¿Encima de que os he salvado la vida me contestáis de ese modo? ¡Sois una desagradecida!
El chico parecía ofendido. Tenía razón. Él había sido un verdadero caballero al haberme salvado la vida, y yo me comporté como una egoísta. Me arrepentí mucho y por eso me disculpé educadamente.
--Tenéis razón, joven caballero. Discúlpeme por mi forma tan mal educada de tratarle. Me ha salvado la vida y yo le he tratado fatal. Muchas gracias por salvarme. --le dije, esta vez sonriendo y tratándole con respeto.
--No ha sido nada. Ya estoy acostumbrado a los ataques de lobos, y a otras clases de ataques.-me respondió de nuevo con una sonrisa, agachándose hacia el suelo para hacer una pequeña hoguera, la cual nos iluminaba lo suficiente para vernos y ver nuestro alrededor.
--Fuisteis muy valiente. ¿Cuál es vuestro nombre? --le pregunté con curiosidad.
--Mi nombre es Flavio Sabatini, ¿cuál es el vuestro?
--Yo me llamo Claire Dominé, encantada. --le dije haciendo una especie de reverencia.
La verdad es que me salió bastante mal, ya que seguía en el suelo. Él se acercó a mí y se sentó a mi lado.
--Claire, hermoso nombre. Al igual que vos. --me dijo sonriendo, mientras me miraba a los ojos.
En ese momento no dije nada, solo me quedé mirando sus ojos turquesa. ¡Eran preciosos! Me embobé con sus ojos, como si tuviesen un hechizo para que no pudiese dejar de mirarlos. En corazón me empezó cada vez a latir más fuerte por minutos empecé a sentir unas ligeras cosquillas en el estómago. Creo que él sentía lo mismo, pues sonreía y no dejaba de mirarme a los ojos, acercándose un poco más a mí.
Yo, sin darme cuenta, empecé a tutearle.
--Gra... gracias... Eres muy amable... --le dije tímidamente.
--No hay de qué. Oye..., me estás tuteano. –dijo riéndose, sin dejar de mirarme.
--Tú también a mí. --dije riéndome también.
--Será mejor que descanses un poco. ¿No decías que te dolía todo el cuerpo? --dijo todavía con una leve risa.
--Sí, es verdad. Y sigue doliéndome todavía un poco.
--Pues ya es hora de que te duermas. No queda mucho tiempo para que amanezca, y creo que no te va a gustar mucho dormir cuando sea de día. --dijo mientras se reía de nuevo.
Me levanté de donde estaba sentada hasta ahora y fui a recostarme la cabeza en una roca plana que vi por allí cerca. Cuando estaba a punto de dormirme vi a Flavio sentado delante de la hoguera y me extrañó.
--¿Qué pasa?, ¿es que tú no duermes de noche? --dije soltando una pequeña risa.
--No, no es eso. Es que yo dormí lo suficiente mientras tú estabas inconsciente. --dijo mirándome, mientras se reía.
--Buenas noches Flavio.-le dije mirándole con una sonrisa. --Y gracias otra vez por salvarme.
--Tranquila, fue un placer.-me dijo sonriendo. --Que descanses Claire.
Yo le volví a sonreír, cerré los ojos y me dormí.
~.SaKuRa HaRuNo.~
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