Amaneció por fin y el Sol me despertó, asomándose entre las ramas de los árboles llenas de escarcha y nieve. Me levanté y fui a ver dónde estaba Flavio, cuando lo vi tumbado en el suelo, dormido. Me empecé a reír y me quedé mirando la cara de angelito que tenía. Me acerqué a él y le empecé a llamar.
--Flavio... Flavio... ¡Despierta Flavio! --le llamé mientras le daba con la mano moviéndole de lado a lado. A la tercera vez que le llamé ya se empezó a enterar.
--¿Eh...? ¡Ah... Claire! ¡Buenos días...! ¿Has dormido bien? --me preguntó Flavio medio adormilado.
--Sí, he dormido muy bien, pero ¿no eras tú quién me dijo que ya habías dormido lo suficiente? --le pregunté entre risas.
--Sí, fui yo, pero es que me entró el sueño de repente y me quedé dormido en el suelo.
--Bueno, pues levántate que ya es de día. --le dije con una sonrisa. Luego me quedé pensando y me vinieron a la cabeza mis padres.-- ¡¡Ay, madre!! ¡¡Tengo que irme al castillo ahora mismo!! ¡¡Mis padres estarán muy preocupados por saber dónde estoy!! --dije levantándome de repente y poniéndome una mano en la cabeza.
--Un momento, ¿has dicho castillo? ¿¿Vives en un castillo?? --me preguntó con los ojos abiertos del asombro.
--Sí, es que vivo en un castillo. Soy princesa. --le dije sonriendo.
--¡Guau! ¡Es increíble! Ya decía yo que eras demasiado educada y vestías muy bien como para ser de clase baja. --me dijo sonriendo.
--Bueno, ya hablaremos de eso en otro momento. Ahora tengo que volver a casa. Mis padres estarán muy preocupados. --dije mientras intentaba andar hacia otro lado para así salir del bosque y encontrar el castillo. Pero cuando iba a andar, Flavio me cogió de la mano, impidiendo que yo avanzara.
-¡Por favor, no te vayas Claire! Quédate un poco más. Es que... me lo he pasado muy bien contigo... y no quiero quedarme solo. Quédate un raro más, por favor.
Yo me di la vuelta y me quedé mirándole con una sonrisa. Era maravilloso y, aunque intentó disimularlo, yo me di cuenta de que él sentía algo especial por mí, al igual que yo por él.
--Está bien, me quedaré un poco más. Pero si me prometes dos cosas: la primera, que me ayudes a llegar a casa, y la segunda, que me vas a dejar presentarte a mis padres. ¡Estarán encantados de conocer a quién me salvó la vida!-le dije con una sonrisa, emocionada por saber su respuesta.
--Pero, ¿y si no les gusto? Yo soy un plebeyo y tus padres son de la nobleza, ¿crees que me van a aceptar? --me preguntó con inseguridad.
--¡Claro que sí! Mis padres sin muy amables con la gente, aunque esa gente sea de clase alta o de clase baja. Tú tranquilo. --le respondí con una sonrisa.
--De acuerdo. Me presentaré ante tus padres. --me dijo al fin Flavio, mirándome sonriente.
--¡Oooh! ¡Muchísimas gracias Flavio! --me dije emocionada corriendo hacia él para después darle un abrazo.
Sin darme cuenta nos dimos un cariñoso abrazo. Yo sentía vergüenza, pero también me sentía bien al ser abrazada por Flavio, así que no me separé de él. Él tampoco se separó de mí, quedándose callado, hasta que pasó un raro y nos separamos.
--Esto... ¿qué hacemos ahora? –le pregunté, sentándome en el suelo, para disimular lo del abrazo.
--Pues, no sé... háblame de ti. --me dijo con una sonrisa, mientras se sentaba a mi lado.
--Pues mira, mis padres son los reyes de Francia, y se llaman Jacques y Rose. Nací aquí en Francia y he vivido aquí toda mi vida. Tengo un hermano pequeño, que se llama Alexandre y tiene 14 años, y un gato de color pardo, que se llama Nono. Tengo el poder especial de poder hablar con mi gato, y él también pude hablar conmigo, pero no se lo digas a nadie, ¿vale? No trabajo en nada, solo estudio con la ayuda de un profesor particular que contrató mi padre para darme clases todas las mañanas. Me gusta mucho cantar, bailar, leer, sobre todo novelas de amor y de fantasía. También jugar con Nono y hacer de rabiar a mi hermano Alexandre.-dije riéndome a carcajadas. Después continué hablando.-- Y... ¿qué más puedo contarte...? ¿Sabes guardar un secreto? --le pregunté muy seria a Flavio, mirándole a los ojos.
--Sí, tranquila. Dime lo que quieras, te prometo que no se lo contaré a nadie. Puedes confiar en mí, palabra de Flavio. --me dijo con una sonrisa y una mirada sinceras.
--Está bien, te lo diré. Soy telequinética. La telequinesia es el poder de mover objetos con la mente, sin necesidad de tocarlos. Pero lo guardo en secreto y solo lo uso cuando estoy sola y cuando nadie me ve, porque tengo miedo de que me vea alguien y me juzgue como bruja o algo así. Por eso no quiero que se lo cuentes a nadie, pero confío en ti y sé que no lo vas a hacer. --le dije sonriéndole. Después de contárselo me sentí libre y me desahogué, por lo que ahora estaba más segura y sentía más confianza hablando con Flavio.
--Oye, ¿y puedes hacerme una demostración de eso de la telequinesia? Es que me gustaría verlo.
--De acuerdo, pero necesito concentrarme, así que no hagas ruidos. --le dije seria.
Cerré los ojos un momento, relajándome y respirando hondo para concentrarme lo máximo posible. Luego los abrí y busqué con la mirada algún objeto sólido que se pudiese coger con las manos, mientras Flavio me miraba impaciente por conocer mi extraño e increíble poder. Localicé una piedra que estaba tirada en el suelo y me concentré en él. Entonces con la ayuda de mi fuerza interior y el poder de la telequinesia la piedra se empezó a mover y comenzó a levantarse del suelo, levitando poco a poco hacia arriba. Flavio me miraba atónito al descubrir lo que podía hacer. Parecía no creérselo, como si estuviese en un sueño. Pasado un rato, dejé de concentrarme y la piedra cayó al suelo bruscamente. Entonces miré a Flavio y le dediqué una simpática sonrisa. Él me miró, todavía asombrado, y me devolvió la sonrisa.
--¡Eres increíble, Claire! Nunca había conocido a una persona tan especial como tú. --me dijo mirándome, todavía maravillado por lo que le demostré.
--¿En serio? --le pregunté creyendo que lo decía en broma, ya que me parecieron unas palabras demasiado hermosas como para ser ciertas.-- Tú también eres maravilloso Flavio. --le dije mirándole de nuevo a los ojos, pues lo dije con sinceridad. De repente me vino algo a la cabeza.
--Ya te he hablado mucho de mí, ¿por qué no me hablas ahora de ti?
--Pues no sé qué contarte, la verdad. --me dijo un poco cortado.
--¿Seguro? Estoy segura de que eres una caja de sorpresas. Venga... cuéntame cosas sobre ti... anda... --le dije mirándole con una sonrisa, intentando convencerle. Al final dio resultado.
--Está bien. --me dijo sonriéndome.-- Nací en Italia, pero me mudé aquí cuando tenía 9 años. Como sabes, vengo de una familia humilde. Vivo con mis padres en una pequeña cabaña de madera. Ellos se llaman Marco y Flora. Y tenemos un perro, al que llamamos Colin. No tengo hermanos ni demás familia. Trabajo como herrero, y cuando empecé a trabajar me hice esta espada, para defenderme. --dijo mientras me enseñaba su brillante espada. Con ella fue con la que luchó contra los lobos el día anterior. Después de hacer una pausa, continuó hablándome, no sin antes guardar la espada en su funda.
--Nunca he ido a una escuela, por lo que no sé leer ni escribir, pero me gustaría aprender a hacerlo. Me gusta mucho este bosque, por l o que suelo venir todos los días aquí con mi perro Colin. Hoy iba a venir también, pero amaneció enfermo y no ha podido venir conmigo, si no te o habría presentado. --me dijo sonriendo, aunque con cara de apenado. Supuse que era porque no había venido Colin, por lo que yo le hablé.
--Tranquilo Flavio, no pasa nada. Otro día me presentas a Colin y yo te presento a Nono. --le dije sonriendo, intentando animarle. Él me miró sonriente y asintió con la cabeza mientras me miraba. Luego se quedó un rato pensando.
--Ya no sé qué más contarte sobre mí... no se me ocurren más cosas. --me dijo mirándome con cara pensativa.
--No importa. Me basta con todo lo que me has dicho. --le dije sonriéndole. Después continué hablando.-- Flavio, ya me tendría que ir a mi casa. Es casi mediodía. ¿Qué te parece si vamos ya hacia mi casa?
--Me parece bien. --me dijo, sonriendo de nuevo. Después me volvió a hablar.-- Ven, sígueme. --me dijo mientras me cogía de la mano y tiraba de mí avanzando entre los altos árboles.
~.SaKuRa HaRuNo.~
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1 comentario:
De puta madre Saku ;D
esta muy bien escrito.
quiero la 4º :3
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